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«La educación es el arma más poderosa para cambiar al mundo» -Nelson Mandela

La educación nos permite comprender mejor el mundo en el que vivimos y qué ocurre a nuestro alrededor, desde múltiples perspectivas y no solo desde la que nos cuentan. Las sociedades y su capacidad para adquirir niveles elevados de vida están directamente relacionadas con la adquisición de conocimiento y la apertura de mente a nuevas tecnologías, historia, filosofía, matemáticas y otras materias universales y necesarias.

Pero la educación no puede terminar en la simple adquisición de conocimientos técnicos sin implicar empatía, solidaridad, generosidad, bondad, amor, libertad, felicidad, etc; porque hacer del mundo una sociedad más formada, educada, comprensiva y justa es tarea de cada uno de nosotros.

Si queremos cambiar al mundo, tenemos que empezar por cambiar nuestras palabras…

«El regalo más valioso que podemos dar a un niño es una imagen realista y positiva de sí mismo.” -Haim Ginott- 

El lenguaje que utilizamos tiene una gran fuerza, incluso determinante, en nuestra mente. Las palabras, dice Luis Castellanos, investigador y experto en lenguaje positivo, forjan nuestra personalidad, nuestra memoria y nuestra capacidad de ver el mundo.
 El poder de las palabras en la autoestima de los niños, y también de los adultos, es enorme. Cada frase deja huella en el cerebro y determina la forma de actuar y sentirse, aun inconscientemente. 
La imagen que una persona tiene sobre sí misma, es decir, su autoconcepto, se forma, en parte, a través de la información que recibe de los otros sobre cómo lo ven o lo describen. Así, las palabras que nos dicen los demás influyen en la forma en que nos percibimos y, posiblemente, actuemos. 

Resulta importante destacar que la autoestima es la creencia de ser valioso, capaz, de sentirse aceptado, amado y con la posibilidad de contribuir al bienestar de los demás, todo lo que vamos construyendo desde pequeños.
Tener un buen concepto de uno mismo, conocer las propias cualidades y fortalezas, favorecerá una buena autoestima.  
Por eso, cuando estés frente a un niño, recuerda que cada una de las palabras y reacciones que tenemos frente a él dejará una marca y moldeará su carácter y su desarrollo.

Prof. Bárbara Wasinger

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