El capricho es un “deseo” que no reflexiona, según el diccionario, es un acto imperfecto de la voluntad.
El caprichoso es una persona que experimenta tanto deseo que no sabe lo que está haciendo, ni toma el tiempo necesario para reflexionar… y eso es un GRAN PROBLEMA a futuro. Por ese motivo, desarrollar el filtro de la prudencia es vital a la hora de encontrar un amor genuino, de aquel que vale la pena.
El capricho existe, en términos de una relación de pareja, cuando estamos totalmente dominados por la simpatía, aceptación o atracción hacia una persona. Quién tiene un capricho en el amor, generalmente no puede pensar en nada o nadie más que sólo en la persona en cuestión, aquella de quien se encuentra «enamorada».
Michelle Drew (Psicóloga y educadora) dice: “El capricho, al que a veces también se le conoce como enamoramiento pasajero, es aquel comportamiento que lleva a pensar en ese ser todo el tiempo y empezar a convertirlo en el centro de sus prioridades. Es un proceso estático caracterizado por expectativas irreales de desatada pasión sin que exista un crecimiento o desarrollo positivo. Se caracteriza por la falta de confianza, lealtad, compromiso, reciprocidad y no es necesariamente la antesala del escenario del amor».
UN CAPRICHO NO ES AMOR GENUINO O LEGÍTIMO.
Claro que un capricho puede ser una experiencia emocionante, hermosa, de novela pero… ¡Ojo! nunca dura mucho tiempo porque NO es amor verdadero.
CARACTERÍSTICAS DEL AMOR CAPRICHOSO
Una característica del AMOR CAPRICHOSO es “solo ver lo que deseas ver”, no darse cuenta de los errores. Todo lo que hace él o ella parece admirable y hermoso, se idolatra a la persona que uno cree amar.
Sin embargo, los demás sí pueden ver esos indicadores que son un “alerta” para la relación. El enamoramiento caprichoso limita el sentido común.
El amor caprichoso se vincula de manera rápida y egoísta, es posesivo y se aleja de la realidad. Uno debe pensar con la cabeza más que con el corazón.
Otra característica es la pérdida del sentido del tiempo y las responsabilidades. Podríamos fundamentar estas reacciones con frases como: “Y bueno, le picó el bicho del amor”, “Ya pasará”, o “Cabeza de novio”; pero lo cierto es que el amor verdadero te impulsará SIEMPRE a cumplir tus obligaciones y a proyectar responsablemente un futuro del cual ambos formarán parte.
Las relaciones caprichosas, en su gran mayoría, no duran mucho tiempo. Lo que sí dura mucho tiempo es el sabor amargo por los errores cometidos.
NO LO OLVIDES: Cuando lo que tienes es sólo un capricho, no reflexionas ni tampoco usas el sentido común, como tampoco buscas el consejo de quienes te desean lo mejor.
Usa el dominio propio y no permitas que tus sentimientos románticos estén al control porque, si esto llegara a suceder, podrías llegar a hacer cosas que lamentarás toda tu vida.
RECUERDA:
EL AMOR legítimo (el que vale la pena) tiene sus cimientos en la amistad, tiempo en el que descubres a la otra persona más allá de lo físico.
El AMOR genuino expone las virtudes del otro antes que sus defectos. No dejes que la persona con quien pasarás el resto de tus días te rebaje o lastime.
El AMOR genuino se centra en el otro, posee un equilibrio entre la vida y las prioridades.
El AMOR genuino sabe esperar, persevera y no es egoísta.
Cuando encuentres una persona con estas cualidades, estarás en buen camino. Quien ama realmente se sacrificará por el otro, respetará los límites, no se dará por vencido cuando vengan los problemas. Y, por sobre todo, llevará consigo mismo la cualidad indispensable del compromiso.
“El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia, sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia”. (1´Cor. 13:4-7)
LIC. JONATAN MORENO