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Todos en algún momento deseamos que los niños vinieran con un manual de instrucciones, desde ya que no es así, pero al menos, sabemos (gracias al trabajo de enormes profesionales, como psicólogos y psicopedagogos) que hay algunas cosas puntuales que podemos hacer para ayudar a que nuestros niños disfruten de las distintas etapas y que al mismo tiempo aprendan, progresivamente, las responsabilidades que luego les demandará la vida adulta. Porque, aunque parezca redundante, para poder crecer primero hay que ser niño, por eso los chicos precisan:

1-Palabras de afirmación y asertividad de parte de los adultos: Nuestros chicos creen lo que les decimos de ellos. Tanto con palabras, como con gestos. Debemos aprender a distinguir la persona de sus actos. Es decir, podemos condenar un comportamiento inadecuado sin por esto renegar de nuestro amor de padres. Crecen y se fortalecen con nuestra mirada enamorada y con nuestro amor incondicional. Es importante decirles que los queremos.

2- Jugar y jugar: lo hacen para divertirse, para aprender, para conectarse con otros, para experimentar, para elaborar los problemas de todos los días. Jugar con papá y/o mamá les hace mucho bien. Juguemos todos los días un ratito con los más grandes. Juguemos varias veces por día un ratito con los más chiquitos. El juego debe ser sin responsabilidades que no puedan manejar, sin pendientes. Las responsabilidades se irán incorporando gradualmente a medida que crezcan, no se trata de liberarlos de responsabilidades, sino de graduarlas para que su administración sea posible.

3- Tener la tranquilidad que pueden equivocarse. El miedo al fracaso y a decepcionar a los padres es uno de los factores más comunes de angustia en niños y adolescentes. Eduquemos umbral de frustración, liberémoslos de la presión de tener que ser «efectivos». Que intenten, que experimenten, en lo saludable claro está. Que se equivoquen y vuelvan a empezar.

4-Mantener buenos hábitos y rituales. La rutina genera seguridad. Hacer las cosas de forma y en horarios parecidos todos los días ayuda a que los chicos se sientan seguros, se acostumbren y no protesten tanto por todo. Sumado a esto, dormir la cantidad de horas necesarias es de vital importancia tanto para la salud física como mental. Además, la actividad deportiva debe estar presente en la primera y segunda infancia de manera recreativa y no en el plano súper competitivo, ya que permite descargar tensiones y funciona como prevención del consumo de alcohol y sustancias psicoactivas.

Además, debemos de tener en cuenta que nuestros hijos nos copian. Copian lo que nos gusta y lo que no: mimos y besos, y también empujones o insultos. Copian nuestras palabras, gestos y hábitos. Por esto debemos estar atentos, por ejemplo, al modo en que usamos nuestros celulares, nos distraen y dejamos de mirar a los chicos, podemos estar presentes físicamente y en realidad ausentes y no disponibles. En ese sentido, los hijos no nos oyen todo el tiempo, pero no dejan de mirarnos.

Por último,está bueno saber que no hay padres perfectos, aunque lo que sucede con nuestros niños es absoluta responsabilidad de nosotros, los adultos. Y eso es una gran noticia, podemos entonces hacer muchas cosas que quizás no estemos haciendo.Nos vamos a equivocar; pero podemos disculparnos e intentarlo de nuevo.

-Basado en ponencias de Maritchu Seitún y Alejandro Schujman

Lic. Paola Kohn

Psicopedagoga

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